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El medidor de glucosa calcula la concentración de glucosa en la sangre desde la yema del dedo, y el sensor calcula la concentración de glucosa en el líquido intersticial. Es posible que la glucosa tarde un tiempo en llegar al líquido intersticial, lo que resulta una diferencia en el nivel de glucosa. Además, dependiendo de la respuesta inmune de cada individuo, el sensor necesita entre 1 y 2 días (48 horas) para adaptarse al cuerpo.